viernes, 9 de abril de 2010

Cuentos Íntimos nº 2.


Me comentó un león el otro día que tiene un vecino que lo saca de quicio.
Al león le encanta correr y muchos días los dedica exclusivamente a darse una vuelta por la sabana para entrenar y correr cada día más en menor tiempo.
Su vecino, al que también le encanta correr comenzó a salir con él y juntos lograron grandes éxitos.
Durante sus correrías conocieron a otros leones, que como ellos, disfrutaban corriendo y mejorando en sus tiempos y el león vecino comenzó a tener mucha amistad con algunos de ellos hasta que un día dejó de salir a correr con su amigo de toda la vida.
La verdad es que el león no tenía culpa de que su amigo hubiera dejado de correr con él, estaba bastante liado con el embarazo de su compañera y no podía salir tanto como antes, pero aun así siempre sacaba tiempo porque lo que más le gusta de esta actividad era conversar largas horas con su vecino.
Un día temprano le comentó a éste que si salían a correr al día siguiente, su vecino le dijo que sí, que aceptaba gustoso ya que hacía mucho tiempo que no salían juntos y se marchó a correr, mientras que nuestro león se quedó allí en mitad de la llanura, viendo como su amigo se alejaba y él no podía acompañarlo.
Al día siguiente su vecino no vino a la cita y el león se puso muy triste.
Pasaron algunos días y volvió a encontrarse con él. Nuestro león estaba enfadado, le había fallado y ya eran muchas veces, ya no eran tan amigos como antes. Entonces en vez de hablar con él del porqué del plantón, se dio la vuelta y se marchó.
Nunca supo porque su amigo no salió con él ese día y tampoco supo que iba a decirle cuando se marchó cabreado de aquella situación.
Quizás hubo una buena explicación para ello o quizás no.
Pero nunca supo la respuesta. Tal vez la cojera pronunciada de su vecino era la solución, pero era demasiado orgulloso para preguntarle que le había ocurrido.

Ese era su gran dilema, pasar o enfrentarse a la situación y dejar el orgullo de lado.

jueves, 8 de abril de 2010

Cuentos Interiores nº 1


Érase una vez una pequeña hormiga que se sentía insatisfecha...
Daba puto asco cuando se ponía melodramática, pensando que todo le iba fatal y que no valía para nada, pero es verdad que la hormiga era buena en algo, al menos eso pienso yo.
Intenté dedicarle unas cuantas palabras de afecto aquel día, pero ni por esas, la verdad es que era un rollo tener que estar sentada allí con ella, con todo el puto sol de frente, dándome en los ojos, y como los tengo pequeños...
En fin, que me jodí y le dije que nos fuéramos a dar un paseo por la alberca, para cambiar de aires.
- "claro, como tu tienes las patas fuertes y grandes, ¡vámonos a la alberca!, no te jode..." - me contestó la gilipollas.
- ¡Qué coño quieres que le haga! macho... siempre quejándote. - le contesté de mala leche, pero es que me tenía hasta los mismísimos cojones.

Siempre pensando en negativo, no se da cuenta de que tener unas patitas cortas vienen genial para algunas cosas, pero erre que erre siempre con la misma cantinela... que si tengo las piernas cortitas, que si mis antenas no sirven de nada, vaya culo más gordo, mira que no tengo ni fuerza pa llevar esa pipa... vamos, lo de siempre, y yo le digo, "¡pero bueno! si estás super fuerte y puedes con esa pipa y con cien mil más a la vez", pero ella agacha la cabeza, deja escapar una lagrimita y se conforma con el conformismo.

Ya no sé que hacer con esta gothic-hormiga, como yo le llamo, parece la reina de la oscuridad de las hormigas, y es que a veces es tan difícil hacerle ver que no todo es tan negativo como ella cree... las cosas suceden por algo y uno es como es por algo, para algo y no porque sí y ya está.
Solo hay que creer un poquito en cada uno y no intentar andar el camino demasiado deprisa...
... pero ella nunca me escucha, se limita a sonreír y ya está.

martes, 6 de abril de 2010

Miradas


Me gusta saber que hay cosas que nunca cambian...

La profundidad que nos embarca en un mar eterno, me hace pensar que existen miles de millones de historias que se contaron con otras palabras y ahora, intentando reencontrar la parte de mi que dejó de existir y aquellas otras partes que renacieron y están aquí, vivo día a día con la intención de mezclar lo nuevo con lo antiguo y los recuerdos con los sueños...


Me gusta saber que allí, en ese lugar de reencuentro, todo sigue igual.

domingo, 21 de marzo de 2010

Lo complicado de lo simple


Cuanto tiempo ha pasado ya.
A veces me sorprendo de la rapidez con la que se van los momentos.
Los años se suceden y nunca parecen que tengan 365 días con sus respectivas 24 horas.
Hoy recuerdo todos aquellos días en los que se sucedió mi vida. Momentos claves, cambios significantes dentro de lo que yo siento que es mi existencia.
¿Cuántas cosas insignificantes habrán ocurrido a lo largo de esos días que han dado lugar a cambios venideros de gran importancia?
Supongo que bastantes... y todos han pasado por mis ojos sin ser vistos apenas.
Ahora, cuando vivo otro momento, recuerdo momentos que sin duda fueron especiales, momentos que allanaron el camino que actualmente piso, momentos que doblegaron mi alma y me hicieron caer en un mar de lágrimas tantas veces, que no sé si eso de que los seres humanos no solemos caer más de tres veces en la misma piedra, me parece un dicho acertado.
Cualesquiera que sean esos momentos, pienso que sin lugar a dudas yo no sería la que soy sin ellos. Me gusten o no, sé que son míos, que no me los quita nadie y que me gusta recordarlos en días como en los de hoy, con lluvia, en mi casa, tranquilamente, llena de diferentes ruidos y músicas de cada habitación.
Necesitaba un momento como este, con canciones que me trasladaran a un pasado ni muy reciente ni muy antiguo...
Un pasado que sin duda no recuerdo cuando formó parte del propio pasado.

.... una flor de loto...
... una historia de Sherezade, que dio lugar al comienzo del cambio...
... hay un eterno castigo...
... las cadenas se desatan... la libertad ha llegado...
... un viaje sin retorno a la tierra de los cartagineses...
... las palabras fueron avispas...
... blanca esperma resbalando por la espina dorsal...
... un adios...
... un arco precioso en mitad del mar...
... una chispa in-adecuada...
... un mensaje en internet...
... vino, cerveza y cubatas...
... soledad...
... un sol venido de León...
... locura...
... sexo....
... amigos con derecho y sin derecho...
... un tal Dario...
... una segunda casa...
... mis primeras travesias...
... sus ojos azules inundando mi vida...
... un querer y no querer...
... un error...
... la solución...
... a contracorriente...
... una cerveza en la reserva...
... bicis, cuentas, senderos y montañas...
... vias...
... quintos, sextos y siete A...
... cenas en el molino...
... trabajos y destrabajos...
... Granada...
... sábanas de color violeta con olor a ¿sexo?...
... una mañana gris...
... y sus ojos azules siguen aquí, inalterables, dándome la paz que tanto necesitaba...

" escribe con carbón
y en mi pensamiento,
que cruzamos océanos de tiempo
dibujando los garabatos
de mis fantasías
poco es tanto
cuando poco necesitas"

La chispa Adecuada - Héroes del Silencio.

martes, 16 de marzo de 2010

Reflejos solares 1.


Miro al sol y me llena de sentimientos que si bien no estaban a la vista ahora parecen aflorar bajo los almendros en flor.
Dos años a tu lado, sintiendo que quizás las cosas pueden torcerse o mucho peor, desaparecer, pero sigues ahí como el arco iris después de llover. E indudablemente, me encanta.
El reflejo solar de hoy me lleva hasta los despertares contigo, hasta el calor de la noche bajo tus abrazos y sé que aunque no me lo digas me tienes cariño.
Me tranquiliza saberlo, pensar que soy diferente para ti, parte de ti y que nada va a cambiar, aunque yo viva en Londres y tú en Madagascar, como un día me dijiste... desde entonces soy tu sombra, tu más fiel admiradora, y no me siento mal por ello, por quererte, por pensar que tú si eres el que yo había esperando siempre.
Me gusta pensarlo porque es un himno a la esperanza, a la perfección, que aunque algunos digan que no, para mí si que existe, bajo la imperfección de tu mirada, de tus palabras, de tus hechos, de tus sentimientos...
Y eso, solo eso... me hace sonreír al mirar el sol a través de la ventana de nuestro salón...

Y todo por un simple despertar... a tu lado...


domingo, 7 de marzo de 2010

Visitas




































La tranquilidad de casa cuando todos duermen.
El pueblo está más que silencioso. Puede que en estas horas hayan pasado solo dos coches por la calle.
La sensación de paz.

El calor de mi Almendrita durmiendo sobre mis piernas... sé que ella me quiere y al mirarme corrobora mis pensamientos, con sus ojos de agua mar, con su cálida mirada.
Me siento culpable por tener que dejarla de nuevo. Después de todo lo que ha pasado durante estas dos semanas y me lo cuenta, como ella
puede, sacando su lenguecita para que vea los estragos que ha hecho el veneno en ella.
Me siento mal solo de pensar que no voy a volver a verla en semanas.
Pero disfruto del momento de vivir con ella estas horas... agradeciéndole que no me lo eche en cara.

La contradicción de volver al pueblo de visita-médico.
No quieres venir porque en tu vida privada a 200 km se vive bien, sin obligaciones impuestas desde el exterior, sin pausas marcadas, sin cortafuegos parentales...
Pero una vez que estás aquí, ese silencio, esa tranquilidad, ese mar en calma que es el clima de esta casa, me retiene y me obliga al menos a descartar la idea de quedarme un tiempo más.

El Sr. Monetes acaba de entrar.
Su cabeza huele a pasta de dientes, seguramente a causa de haberse tumbado en su lavabo-cama-casa.
Me acaricia la cara con su patita peluda. Sí es difícil de creer, pero es el único gato que sabe acariciar.
No para de jugar. Cualquier objeto se vuelve un mundo de infinitas posibilidades sobre sus audaces uñas y lo envidio. Con lo pequeño que es el jodio y lo grande que está, aunque hay que decir que el nuevo collar que mi madre le compró no le favorece en absoluto. Pero es gracioso, está mono...

Los voy a echar de menos... para descansar, para evadirme, para sentirme querida.

Pero es lo que tiene volver a casa y tener que marchar... que recoges y dejas, que disfrutas y anhelas, que vuelves y te vas...

y te vas... y vuelves...

... pronto, muy pronto...

miércoles, 24 de febrero de 2010

Lo que ocurrió con la montaña de arena y el pozo oscuro.


Una gran montaña de arena.
Cada grano representa aquello que pienso, siento, hago, digo... sueño...
Y no sé porqué a veces mi montaña de arena se tambalea frente al viento de la inferioridad.
Uno de mis grandes problemas es ese sentimiento de inferioridad que me envuelve...
Nunca soy lo bastante rápida, lo bastante fuerte, lo bastante técnica, lo bastante segura... lo bastante inteligente...
Y a veces mi gran montaña de arena sobre la que me alzo, se queda en un minúsculo montículo creado a base de pequeños guijarros del río.
Es entonces cuando la montaña se vuelve en contra de sí misma y poco a poco se va convirtiendo en un pozo profundo.
Aparecen cientos de miles de imágenes que me hablan y me dicen lo que soy y lo que no soy.
Sé que muchas veces estas cientos de miles de imágenes no son más que hologramas creados por mi preciosa y maldita cabeza que quiere hundirme en ese pozo negro.
Entonces es cuando me encuentro con esa encrucijada...
"piensa en algo positivo de ti misma" me dice una voz a lo lejos... no de esas voces que acompañan a las imágenes sino otra voz, distinta, acogedora... que casi nunca aparece.
¿Algo bueno de mi misma?
Ni siquiera puedo encontrar algo bueno... ¿cómo voy a conseguir que los demás si lo encuentren?
Y así la pescadilla, que hasta entonces nadaba tranquilamente por las aguas de su mar comienza a perseguirse la cola para intentar mordérsela.
No aparece nada bueno que yo misma pueda decir sobre mi persona...
Es así como sin quererlo me he ido acercando al pozo oscuro sin salida y no quiero caer en él porque entonces nadie se dará cuenta, nadie lo notará y nadie podrá ayudarme a salir.
Me siento en el borde del pozo, pensando si me tiraré o no y como puedo evitar esta situación.
"Piensa en algo bueno"
Y me doy cuenta de que nunca realice algo lo bastante bueno para estar satisfecha conmigo misma, porque siempre había alguien por encima que me arrebataba el premio.
La que me supero en las oposiciones,
aquella chica con más tetas que yo,
aquella chica con más tetas que yo y que escalaba como los ángeles,
aquella chica con más tetas que yo y que escalaba como los ángeles y que hacia un montón de grado...
a la que él llamó "mi diosa"

Supongo que esa fue la imagen, el recuerdo, el punto negativo a mi favor que me tiró hacia lo más profundo del pozo.
Supongo, porque ahora tumbada en la oscuridad no sé ni como entré ni como podré salir de aquí.




domingo, 14 de febrero de 2010

Y las palabras se perderán sin remedio.


Atardece… y la ciudad se quedará dormida cuando las farolas se enciendan.

El turno para el sol habrá acabado, dejando a la luna con el suplicio de cargar con el amor que hoy se respira por las calles…

Todo muy bonito, si…

Y mientras tanto yo te observo…sin entender porque me mirabas si no querías verme.

Intento comprender porque no siento nada cuando traspasas mis pupilas sonriéndole al destino. Quizás sea porque la ignorancia a hecho mella en mis sentidos privándolos de experiencias… y eso me duele.

Preferiría acabar como un Adios al viento y de esta manera dejar de sentir que no soy nadie para ti.

Me canso.
Cada día me canso... y sé que esto seguirá así aunque no queramos.
Me canso del tedio de cada día... de las noches frias sin sentimientos... de la eterna oscuridad que nos envuelve sin quererlo...
La única razón es que no podemos entendernos... ni tú a mi ni yo a ti. Y no te culpo.

Será como no haber nacido.
Como no haber salido del oscuro rincón de la maternidad engendrada en un suspiro.
Solamente te pido que dejes de sonreir cada vez que me mires y así al menos no me estarás engañando engañándote a ti mismo.
Aunque con ello tenga que dejar de ser feliz... de sentirme irradiada por la luz que emanan tus ojos... y que tanto me gusta...

Pero da igual, al menos no seremos ignorantes de nuestro destino.
Como ahora.
Como siempre...
Como desde el día que nos conocimos.

Pero aun así, te amo.

No nacimos para comprendernos... nacimos para aceptarnos... pero de esto poco sabes... aunque yo lo escriba, porque como por ahí dicen... las palabras se perderán sin remedio.




Imagen: el niño de las pinturas... Granada.

"El mundo seguirá girando y las palabras se perderán sin remedio"

jueves, 4 de febrero de 2010

Subiendo las escaleras del tejado de Luna.


Al fin un momento a solas en casa, un pequeño resquicio de silencio junto al ordenador, un momento para decir... sigo viva, sigo aquí... aunque me he caído seguro volveré a renacer.
Dicen que los almendros más bonitos son aquellos que a pesar de parecer secos, cuando el frío mengua, se llenan de colores blanquecinos y rosáceos a causa de sus flores.
Supongo que al igual que los almendros, la vida se compone de momentos tristes para saber saborear los buenos...

Siempre me ha gustado la idea de un gato sentado en un tejado. Mirando sin mirar el brillo de la luna. Y al no tener ese lugar que tanto me gusta para calmar mis penas, he paseado por la ciudad de Granada y he encontrado un nuevo tejado donde al fin puedo pasar las horas muertas sin ser vista por nadie, sin ser criticada por lo que sienta, lo que piense o lo que escriba.
El motivo por el que dejé mi anterior blog era éste... la censura.
Estaba harta de que la gente me leyera y se burlara de lo que a mi me gusta escribir.
Sí, sé que un blog es algo público, pero si lo lees, no te burles... si no te gusta con que no vuelvas a pasar por aquí es suficiente.
Escribo para mi, para ser más feliz y dejar fluir todo lo que me gusta... o en su defecto, me disgusta... no escribo para gustar a los demás. Si de paso lo hago, enhorabuena... eres bienvenido, porque ante todo, escribir es compartir y relacionarse con los demás a través de diversas experiencias.
Éste será mi rincón escondido. Un pequeño lugar donde con unas cuantas letras me siento más acompañada, o quizás, menos sola. Los pocos que me acompañáis habéis sido elegidos por vuestra humildad y comprensión.
Solo daros las gracias por subir las escaleras y tomaros una taza de café o té, lo que más os guste, a mi lado, mientras se crean las historias a través de las estrellas.

Un beso y bienvenidos al tejado de la Luna.