domingo, 21 de marzo de 2010

Lo complicado de lo simple


Cuanto tiempo ha pasado ya.
A veces me sorprendo de la rapidez con la que se van los momentos.
Los años se suceden y nunca parecen que tengan 365 días con sus respectivas 24 horas.
Hoy recuerdo todos aquellos días en los que se sucedió mi vida. Momentos claves, cambios significantes dentro de lo que yo siento que es mi existencia.
¿Cuántas cosas insignificantes habrán ocurrido a lo largo de esos días que han dado lugar a cambios venideros de gran importancia?
Supongo que bastantes... y todos han pasado por mis ojos sin ser vistos apenas.
Ahora, cuando vivo otro momento, recuerdo momentos que sin duda fueron especiales, momentos que allanaron el camino que actualmente piso, momentos que doblegaron mi alma y me hicieron caer en un mar de lágrimas tantas veces, que no sé si eso de que los seres humanos no solemos caer más de tres veces en la misma piedra, me parece un dicho acertado.
Cualesquiera que sean esos momentos, pienso que sin lugar a dudas yo no sería la que soy sin ellos. Me gusten o no, sé que son míos, que no me los quita nadie y que me gusta recordarlos en días como en los de hoy, con lluvia, en mi casa, tranquilamente, llena de diferentes ruidos y músicas de cada habitación.
Necesitaba un momento como este, con canciones que me trasladaran a un pasado ni muy reciente ni muy antiguo...
Un pasado que sin duda no recuerdo cuando formó parte del propio pasado.

.... una flor de loto...
... una historia de Sherezade, que dio lugar al comienzo del cambio...
... hay un eterno castigo...
... las cadenas se desatan... la libertad ha llegado...
... un viaje sin retorno a la tierra de los cartagineses...
... las palabras fueron avispas...
... blanca esperma resbalando por la espina dorsal...
... un adios...
... un arco precioso en mitad del mar...
... una chispa in-adecuada...
... un mensaje en internet...
... vino, cerveza y cubatas...
... soledad...
... un sol venido de León...
... locura...
... sexo....
... amigos con derecho y sin derecho...
... un tal Dario...
... una segunda casa...
... mis primeras travesias...
... sus ojos azules inundando mi vida...
... un querer y no querer...
... un error...
... la solución...
... a contracorriente...
... una cerveza en la reserva...
... bicis, cuentas, senderos y montañas...
... vias...
... quintos, sextos y siete A...
... cenas en el molino...
... trabajos y destrabajos...
... Granada...
... sábanas de color violeta con olor a ¿sexo?...
... una mañana gris...
... y sus ojos azules siguen aquí, inalterables, dándome la paz que tanto necesitaba...

" escribe con carbón
y en mi pensamiento,
que cruzamos océanos de tiempo
dibujando los garabatos
de mis fantasías
poco es tanto
cuando poco necesitas"

La chispa Adecuada - Héroes del Silencio.

martes, 16 de marzo de 2010

Reflejos solares 1.


Miro al sol y me llena de sentimientos que si bien no estaban a la vista ahora parecen aflorar bajo los almendros en flor.
Dos años a tu lado, sintiendo que quizás las cosas pueden torcerse o mucho peor, desaparecer, pero sigues ahí como el arco iris después de llover. E indudablemente, me encanta.
El reflejo solar de hoy me lleva hasta los despertares contigo, hasta el calor de la noche bajo tus abrazos y sé que aunque no me lo digas me tienes cariño.
Me tranquiliza saberlo, pensar que soy diferente para ti, parte de ti y que nada va a cambiar, aunque yo viva en Londres y tú en Madagascar, como un día me dijiste... desde entonces soy tu sombra, tu más fiel admiradora, y no me siento mal por ello, por quererte, por pensar que tú si eres el que yo había esperando siempre.
Me gusta pensarlo porque es un himno a la esperanza, a la perfección, que aunque algunos digan que no, para mí si que existe, bajo la imperfección de tu mirada, de tus palabras, de tus hechos, de tus sentimientos...
Y eso, solo eso... me hace sonreír al mirar el sol a través de la ventana de nuestro salón...

Y todo por un simple despertar... a tu lado...


domingo, 7 de marzo de 2010

Visitas




































La tranquilidad de casa cuando todos duermen.
El pueblo está más que silencioso. Puede que en estas horas hayan pasado solo dos coches por la calle.
La sensación de paz.

El calor de mi Almendrita durmiendo sobre mis piernas... sé que ella me quiere y al mirarme corrobora mis pensamientos, con sus ojos de agua mar, con su cálida mirada.
Me siento culpable por tener que dejarla de nuevo. Después de todo lo que ha pasado durante estas dos semanas y me lo cuenta, como ella
puede, sacando su lenguecita para que vea los estragos que ha hecho el veneno en ella.
Me siento mal solo de pensar que no voy a volver a verla en semanas.
Pero disfruto del momento de vivir con ella estas horas... agradeciéndole que no me lo eche en cara.

La contradicción de volver al pueblo de visita-médico.
No quieres venir porque en tu vida privada a 200 km se vive bien, sin obligaciones impuestas desde el exterior, sin pausas marcadas, sin cortafuegos parentales...
Pero una vez que estás aquí, ese silencio, esa tranquilidad, ese mar en calma que es el clima de esta casa, me retiene y me obliga al menos a descartar la idea de quedarme un tiempo más.

El Sr. Monetes acaba de entrar.
Su cabeza huele a pasta de dientes, seguramente a causa de haberse tumbado en su lavabo-cama-casa.
Me acaricia la cara con su patita peluda. Sí es difícil de creer, pero es el único gato que sabe acariciar.
No para de jugar. Cualquier objeto se vuelve un mundo de infinitas posibilidades sobre sus audaces uñas y lo envidio. Con lo pequeño que es el jodio y lo grande que está, aunque hay que decir que el nuevo collar que mi madre le compró no le favorece en absoluto. Pero es gracioso, está mono...

Los voy a echar de menos... para descansar, para evadirme, para sentirme querida.

Pero es lo que tiene volver a casa y tener que marchar... que recoges y dejas, que disfrutas y anhelas, que vuelves y te vas...

y te vas... y vuelves...

... pronto, muy pronto...